domingo, 8 de junio de 2014

Mi amiga, Moon.

Hubo una vez, una tarde, en la que una persona dijo una cosa que se coló por mis huesos y se quedó impregnada en mis pulmones (como aire, como dolor). 
Una cosa como esas frases que te dice tu madre que son la misma realidad, sin adornos ni arreglos. 
                                           La luna es solo para enamorados, 
                                                    y tu no eres para mí. 
Sí, tan solo fue eso, pero me dejó trastornada después de leerlo. ¿Locura, tal vez? Hay personas que se convierten en locos y otras que antes de nacer están predestinadas a serlo. Yo soy del segundo tipo. 
La persona que lo escribió es algo que dicen por ahí como alma gemela. Podemos parecer ser muy diferentes, tan diferentes como la luna y el sol, pero por dentro estamos hechas del mismo cielo. 
Sí, mi Marlene, al final resultó ser todo verdad. Tu eres Moon, y yo soy Sun, pero habitamos en el mismo cielo, cariño (no lo olvides). 
La luna es solo para enamorados, pero yo estoy enamorada de tus palabras, Moon.
Tan sólo cabe decir esto. Hay personas en el mundo que pueden parecer poca cosa, pero si rebuscas encuentras un universo dentro de ellas. Yo encontré uno dentro de Moon, (y eso que ella decía que estaba vacía). 
No hay mejor sonido que el rasgueo de una guitarra y una voz llena de todo el día de tu cumpleaños. Puede que sea poca cosa pero mi amiga me ha salvado sin llegar a saberlo. 
Y sí, estoy loca, pero la quiero. 
La luna es solo para enamorados, y yo estoy vacía, pero aun así no puedo evitar mirarla y pensar: eres preciosa. 
Hubo una vez, una tarde, en la que conocí a una persona, una persona que escondía un universo, una persona que vivía en mi mismo cielo. 

                                                                          MOON




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Este texto está dedicado a Marlene Odell, también llamada Moon. 
Te lo debía, amiga. 
Gracias por existir. 

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