sábado, 12 de abril de 2014

Somos canciones que nunca nadie cantará.

A todo aquello que deseé, bebo hoy. Levanto esta copa y la choco contra la pared, un chinchín improvisado y mal hecho (pero qué más da).
Probablemente ahora esté borracha, o tal vez no. De nuevo digo: y qué más da. A estas horas de la noche sólo estamos despiertos los borrachos sin alma ni corazón. Y sí, he dicho estamos porque estoy dentro del grupo. Debería avergonzarme, pero me siento libre. Mis días de humana ordinaria pasaron como un tren rumbo a la siguiente parada y se fueron como las hojas abandonan a los árboles en otoño. En aquel entonces yo era la chica que vestía faldas impresas de flores y tú eras el chico de la sonrisa traviesa y los brazos pintados. Yo surcaba tantas veces el mar de tus labios y recorría con la punta de los dedos la tinta de tus brazos, tú te metías tantas veces debajo de mis faldas. Y reías, te troncabas de risa tu solo, sin dar explicaciones, y decías: tienes las piernas que todo hombre quiere llegar a acariciar una vez en su vida. Siempre he pensado que mis piernas eran feas, pero tú vivías para ellas. Solías reproducir en ellas los tatuajes de tus brazos, y luego eras tú quien los borraba en la bañera, murmurando una y otra vez que me has roto. (Y lo hiciste). Nos rompimos mutuamente porque no teníamos nada mejor que hacer. Porque hacer el amor no nos llenaba, al contrario, nos vaciaba más por dentro. Y nos sentíamos fantasmas de un mismo pasado. Ya no buscabas mi mano entre las sábanas, sólo buscabas mis labios y mis besos, necesitando la salvación que nunca llegó.
Estábamos locos, locos de atar, porque así nos hizo el mundo.  Nos importaba una mierda la sociedad y sus normas, lo único  importante era la luna y los lunares de mis piernas. Tú cantabas aquellas canciones sobre la soledad, canciones muertas que ya nadie recuerda pero que tú sabías incluso sus puntos y sus comas. Recuerdo tu voz dormida cantando mientras soñabas despierto.
You make me wanna live, another life
But I feel so tired today, I don’t want lose this time
So I’m gonna disappear, just like you did
Just to kiss you again, one more time
Till I die.

Esa canción fue mi perdición, y todavía lo sigue siendo. Los ecos de mi antigua alma canturrean aquella letra como si fuese suya (es tuya). Nosotros no lo sabíamos, pero éramos almas sin retorno ni hogar. Y aunque queríamos encontrar una casa en la boca del otro estábamos vacíos. Y la chica que vestía faldas impresas de flores no volvió a vestir faldas (porque no había nadie que se pudiera meter debajo). Y el chico de la sonrisa traviesa y los brazos pintados no volvió a sonreír más (porque no había nadie que besara su sonrisa ni que recorriese sus tatuajes con las puntas de los dedos). Perdimos nuestras almas y nuestros corazones en aquellas noches en vela sin amor ni canciones sin vida.
Al final nos hemos convertido en nuestras propias canciones.
Pero, a pesar de tus canciones, nadie las cantará.
Porque somos canciones muertas.

Y bien sabemos, tú y yo, que al final los muertos acaban en el olvido. 

1 comentario:

  1. Soy fernando. No he leído todas tus historias, pero he leído varias y eres una de las pocas personas que consiguen crear sentimientos con tus palabras, odio, frustración, alegría, tristeza... Y es que has nacido con ese don Lucia, y tienes que seguir cultivandolo. Cuando te Leo siempre pienso que ojala me asemeje a ti a la hora de escribir, porque tienes un estilo propio muy conmovedor que hace que el lector parezca estar dentro de lo que escribes, cada palabra que escribes y entrelazas, haces como si los lectores sintieran lo que sienten los protagonistas. Te lo vuelvo a repetir, tienes un don.

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